jueves, 23 de agosto de 2007

16.- El amor es dar,darse"

EL AMOR ES DAR,
ES DARSE Y ENTREGARSE,
DONARSE:
ES EL BIEN DEL AMADO,
BUSCANDO SIEMPRE AL OTRO.
IR JUNTOS DE LA MANO,
MIRANDOSE A LOS OJOS.
NO EXIGIR NADA
Y ESPERARLO TODO.

EL AMOR ES RENUNCIA, Y SACRIFICIO,
TERNURA, E ILUSION,
ES ESPERANZA,
ES CARIÑO Y ES GOZO,
ES PAZ, TRANQUILIDAD, TAMBIEN REPOSO...

RESPETARSE, ESPERARSE Y PERDONARSE.
ES ENCONTRARSE, COMPRENDERSE,
Y ENTREGARSE.
COMPENETRARSE, SI, COMPENETRARSE,
EL UNO CON EL OTRO.

EL AMOR ES PASION, TAMBIEN DESEO,
ANHELO Y ESPERANZA...
ES IDILIO, ES LOCURA,
ES CELOS DE LOS AIRES,
Y TU FRAGANCIA.

AMOR
ES ESTAR JUNTOS
SENTIRSE SIN MIRARSE.

EL AMOR ES CARICIA,
Y ES BESO Y ES ABRAZO.

ES HOMBRE,
Y ES MUJER,
HERMANO O PADRES.
ES HIJOS O ES AMIGOS.
ES ENEMIGO Y EXTRANJERO,
EXTRAÑO O FORASTERO.

EL AMOR ES MESIAS,
ES CRISTO,
JESUS CRUCIFICADO:
SEÑOR, Y REDENTOR,
UNGIDO Y ENVIADO,
SALVADOR, ASCENCION,
RESUCITADO.

EL AMOR ES MARIA,
Y ES VIRGEN SIN MANCILLA
ES MADRE DE JESUS,
DE LOS CRISTIANOS.

EL AMOR ES IGLESIA,
PUEBLO SANTO DE DIOS,
REUNION DE HERMANOS.

EL AMOR ES DIOS,
PUES DIOS ES PADRE.
DIOS ES AMOR, DIOS ES AMOR, DIOS ES AMOR.

EL AMOR ERES TU, MI ELENA, ESPOSA AMADA
Y SOY YO, TU AMADO
QUE ME ENTREGO.
Y JUNTOS, SIEMPRE JUNTOS
JUNTOS SOMOS LOS DOS,
DIOS CON NOSOTROS.

A MANERA DE DISCULPA.

Descubrir en "los aconteceres" la mano de Dios es creer en La Providencia. Ella, Elena, se cruzó en mi vida "por un designio amoroso de Dios". De ahí el título de este libro: "Regalo de Dios"

Fui purificando mi amor en el crisol de la abnegación y la ascética para que fuera "puro", a "imagen y semejanza de Dios".

Humano, apasionado,(realizado con ahínco, con interés profundo,) tierno, delicado, atento, cariñoso, y al ser de "pareja humana", sexual, sensual, (de todos los sentidos) apasionado,(con vértigo y desbordamiento)y siempre acompasado por el camino de la vida que nos lleva de vuelta a la Casa de nuestro amoroso Padre.

Pero esa ascética no lo hizo triste y taciturno, quejumbroso y dolorido, sino alegre, sonriente, cantarino, sonoro.

Dios se fue "encarnando" en él. En nuestra realidad humana. Y su Amor fue "elevando" nuestro amor. No como un amor nuevo y distinto. No como un tercero. En la misma realidad humana de nuestro amor matrimonial y conyugal, de pareja. Como el "agua" de Caná en "vino", sin dejar de "ser" un "líquido", (el amor) cambió su cualidad. Como un grano de trigo convertido en un grano de oro. Sin dejar de ser "nuestro grano humano, amor de pareja, El lo transformó en "grano divino", su amor de Dios. Y llegó a ser un Dios cercano. Estaba en las caricias, en el paso acompasado, en la pasión. Cuando Elena me besaba sin dejar de ser su beso, y "sólo su beso", era el beso de Dios. Dios me besaba.

Dios me amaba en su mismo amor, con su mismo amor.

Nunca sino en la Eucaristía, común-unión con su Persona, llegó a estar tan cerca de nosotros, como cuando comulgábamos nuestros cuerpos impulsados por el amor de nuestras vidas, conscientes en la donación y la entrega total y voluntaria.

Lleno de todo el "GOZO" -placer del espíritu,- de la conciencia de ser "contigo", ser amado, y del placer, - gozo de los sentidos, - de la posesión de todos los resquicios de su cuerpo, entrega personal desbordada. Podíamos descansar apoyada su cabeza amorosamente en mi pecho, - nuestros cuerpos desnudos de egoísmos,- y decirle "Gracias Padre; gracias por el placer y el gozo del amor; gracias por estar en él con nosotros."

A veces nuestro amor se hizo vida. Y nosotros volvimos a ser padres porque Dios es Padre. Pero Dios volvió a ser Padre, un nuevo hijo de Dios, porque nosotros le "hicimos" Padre. Le "forzamos" a crear un alma nueva y a infundir un nuevo soplo de vida. Y cuando le besábamos, Dios le besaba en nuestro beso y le amaba en nuestro amor.

Le dejamos nuestros labios para besar y nuestros corazones para amar a todas "sus criaturas" y a todos los "hijos de Dios".

Incluso el Padre amó en nuestro corazón y en el corazón de nuestros hijos, educar en cristiano, a su Propio Hijo, Jesucristo, con nuestro amor, "insuflado" por el Espíritu.


Esa es la mística que quiere expresar este libro. Una nueva mística. Dios amante puede "levitar" el alma del amado hasta las delicias del amor divino. Es una ascensión. Dios puede incrustarse en nuestras realidades humanas y transformar, sin dejar de ser "nuestro", nuestro amor en su Amor. Es una nueva encarnación. Místicamente Dios se hace realidad y presencia en nuestra realidad cotidiana. No es la mística del "vivo sin vivir en mí". Es la mística de vives en mí y en ti vivo. Dios se hace presente y vive en mi mismo yo, sin dejar de ser yo ni de ser El.

"Vivo, más no yo, es Cristo que vive en mí" grita Pablo.

No hay momentos de arrebatos divinos. No hay "elevación" a la otra dimensión del tercer cielo. Es la mística de la vida cotidiana. Con los pies en la tierra. Es vivir "la vida sobrenatural" en la naturalidad de nuestra vida. La que va haciendo "santa" cada cosa que hacemos, cada ser que amamos, cada momento que vivimos, porque Dios es tres veces Santo. Y estamos sumergidos en El. Llenos con plenitud de El. Santos, no en nosotros, "siervos inútiles", sino en El.

nota bene: esta "disculpa" está relatada en pasado por pudor del alma.

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